co-fundador de A. A Nació el 26 de noviembre de 1895 Murió el 24 de enero de 1971. |
Bill W. Veterano de guerra a la edad de 22 años, estudiante de economía y comercio a la vez que de leyes, su talento en los negocios y en las finanzas le trajo la fortuna y le deparó aplausos, de esta aleación de la bebida y la especulación, comenzó a forjar el arma que un día se convertiría en el bumerán que casi lo hace pedazos como a miles de alcohólicos en el mundo, que hoy por medio de su obra se recuperan de esta terrible enfermedad.
Este importante personaje en la historia de Alcohólicos Anónimos, creció en un pequeño pueblo llamado East Dorset y nació bajo la sombra de una montaña llamada Monte Eolo.
Uno de sus primeros recuerdos relata el momento en que miraba la enorme montaña y se preguntaba si él sería capaz de subir a un punto tan alto.
Cuando tenía diez años de edad se fue a vivir con sus abuelos. Bill era un muchacho alto, pero torpe, niños más pequeños que él siempre le ganaban en las peleas. En esa época empezó a desarrollar la idea de ganar, ser el número uno, construyó y lanzó un bumerán, acicateado por lo que dijo su abuelo, acerca de que nadie que no fuera australiano podía fabricar uno.
Emocionalmente, Bill había comenzado a fabricar otra especie de boomerang que casi lo mata: ser el primero, el número uno en todo, tenía que ser atleta porque no lo era, músico porque no podía entonar la más simple melodía, presidente de su clase, llegó a ser capitán del equipo de béisbol, aprendió a tocar el violín como para conducir la orquesta de la secundaria.
En la adolescencia, se enamoró de la hija de un pastor, la chica murió repentinamente y Bill cae en una depresión que le dura tres años, no se gradúa, pues se siente incapaz de terminar porque no acepta la pérdida de una parte que él consideraba que le pertenecía.
Llegó Lois a su vida, y Bill siente repentinamente que renace de nuevo. Se casarón durante la Primera Guerra Mundial cuando él era un joven suboficial.
En su vida social, Bill sintió aquella terrible sensación de inconformidad, aquella timidez de hablar más de dos o tres palabras juntas; pero alguien le alargó una copa y luego otra y otra más. ¡Ah que magia! Había encontrado el elíxir de la vida.
Cuando terminó la guerra, Bill que había sido oficial, empieza a trabajar como dependiente, como empleado, de la Estación Central de Ferrocarriles de Nueva York.
Finalmente, llega a Wall Street, vía de atajo a la riqueza y el poder, o la pobreza. En pocos años logró acumular demasiado dinero siendo una persona muy joven. No le preocupa su forma de beber, aunque su esposa Lois había empezado a sufrir a causa de ella.
En aquélla época, Bill bebía para soñar grandes fantasías de un poder cada vez mayor; deseaba ser el director de grandes empresas y casi lo logra de no ser por la crisis financiera de 1929. Cuando todo se desvaneció, aunque debía miles de dólares, no pensaba lanzarse por la ventana como mucha gente lo hizo a causa de la bancarrota financiera; cree que puede construirlo todo una vez más, no lo logró pues su obsesión alcohólica ya lo había condenado; de manera que comienza a hundirse y se convierte en un indeseable de Wall Street; desacreditado por todas partes, ya no tenía dinero ni sobriedad. Finalmente, llega a un estado en el que ya no bebía para tener sueños de poder, bebía para ahogar las penas y olvidar.
El licor dejó de ser un lujo, se convirtió en una necesidad. La dosis cotidiana de Bill eran de dos a tres botellas de ginebra de fabricación casera. Ocasionalmente, algún pequeño negocio le proporcionaba algunos dólares con los que pagaba sus deudas en tiendas de licores, empezó a despertar tembloroso y para calmarse bebía una copa de ginebra seguida de media docena de botellas de cerveza.
Tomó la firme resolución de dejar de beber para siempre, pero poco después nuevamente llegó borracho a su casa. Es internado por conducto de su cuñado que era médico y conoce al doctor Silkworth, quien le revela cómo la voluntad del alcohólico se debilita sorprendentemente cuando se trata de combatir al licor.
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Bill es visitado en su casa por un antiguo amigo del colegio, Ebby, del que se decía que había sido internado por demencia alcohólica. Sin embargo, estaba sobrio. |
Bill le ofreció una copa, misma que rechazó, desilusionado, pero lleno de curiosidad, Bill se preguntó qué le habrá sucedido al individuo, no es el mismo. “Vamos, ¿de qué se trata?”,le pregunta. Ebby lo miró a la cara y sonriendo le respondió, tengo religión. Había ido a ver a Bill para pasarle su experiencia, si él quería aceptarla. En el hospital, a Bill W. lo desintoxicaron por última vez. Allí se ofreció humildemente a Dios, para que hiciera en él su voluntad; se puso incondicionalmente a su cuidado y bajo su dirección.
Por primera vez admitió que por él mismo no era nada; que sin Él estaba perdido. Sin ningún temor encaró sus pecados y estuvo dispuesto a que su recién encontrado Amigo se los quitara de raíz. Desde entonces no volvió a beber ni una sola copa.
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Durante un período de varios años, Bill W. se veía casi inundado de propuestas para darle reconocimiento público por ser uno de los cofundadores de Alcohólicos Anónimos. (El Dr. Bob S., el otro fundador, murió en 1950.) Bill rechazó varios premios universitarios, se negó a tener su nombre e historia personal publicados en el "Quién es quién en América," dijo que no a la revista Time, la cual hubiera puesto su foto en la portada de un número, y rehusó el premio Lasker (el cual fue otorgado en cambio a la Comunidad de A.A.). En 1954, la Universidad de Yale le ofreció un título honorario de Doctor en Derecho y se negó a aceptarlo. Las razones por haber hecho esto, que todavía tienen resonancia para el nuevo milenio, las explicó en una carta fechada el 2 de febrero de 1954, dirigida al entonces secretario de Yale, Reuben A. Holden:
LITERATURA El libro Transmítelo, narra la historia de Bill W. y de cómo llevó al mundo el mensaje de Alcohólicos Anónimos. Es además una biografía del co-fundador de A. A. y de como se desarrollo de la comunidad.
EL LENGUAJE DEL CORAZÓN
Los Escritos de Bill W. para el Grapevine
Tal Como Lo Ve Bill
Esta selección de los escritos de Bill es una fuente inagotable de consuelo e
inspiración, y una ayuda para la meditación diaria.
Películas
Mi nombre es BILL W.
Hallmark Hall of Fame -When Love is not Enough: The Lois Wilson Story
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