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El alcohólico en etapa activa






El alcohólico en etapa activa :


Marcados
cambios en su forma habitual de comportarse cuando entra en contacto con el alcohol. Puede mostrarse notablemente desinhibido. Si suele ser frío, seco, puede volverse afectuoso; si es tranquilo, puede comportarse agresivamente; si es introvertido actúa en forma "sociable"

 Constante
negación de su enfermedad. Es habitual la frase: "Yo no soy alcohólico"

 El enfermo es cada vez más esclavo del alcohol.
 Hay frecuentes períodos de depresión y desesperanza. Esta se acentúa en la etapa de desintoxicación. Tiene conductas autodestructivas -además del consumo de alcohol- y un constante auto rechazo. Tiene pensamientos fatalistas, como el de considerar "¿Qué importa ya?". 

 Sentimientos de
culpa e impotencia ante los constantes fracasos por controlar su enfermedad , su vida, y también por el daño que causa a los suyos. 

 Sentimientos falsos, exagerados y/o distorsionados, lo que lleva a cometer actos que sobrio no cometería como agresiones, encuentros sexuales, etc.
 
Tiene bajo contacto con la realidad, a medida que avanza la enfermedad aumentan los rasgos esquizoides y  preocupaciones paranoicas (cree que alguien quiere hacerle daño), alejamiento de los demás, fantasías de omnipotencia

 Tiene un yo débil y paulatinamente va perdiendo el contacto con ese yo.
 
Su autoestima, su responsabilidad y su autocontrol son débiles y se debilitan cada vez más. 

 Entra en luchas por cuestiones relacionadas con el dominio o sumisión. 

 Su dependencia lo hace confiar irracionalmente en agentes externos (una gran dependencia) para lograr seguridad, protección, amor, comida, aceptación, comodidad. Y para lograrlo usa la exigencia, la manipulación y el chantaje. 

 Usa una fachada agresiva de actividad vigilante respecto a la satisfacción impulsiva de sus deseos o a la búsqueda de protección.
 
 Cuando la intoxicación por alcohol continúa durante el tiempo y con intensidad suficiente, desemboca en síndromes irreversibles. Uno de ellos puede ser la desintegración de la personalidad y el otro la demencia. En la desintegración de la personalidad comienza a desestructurar todo lo adquirido por la educación: normas éticas, modales. El alcohólico va descendiendo en la escala social y profesional. 

El abuso alcohólico le produce fases de agresividad, crisis de furia y se vuelve antisocial, hasta que tiene que ser internado en un hospital psiquiátrico en forma permanente. La demencia es un deterioro grave de la inteligencia. El alcohólico pierde los conocimientos y las habilidades que tenía bien aprendidos - incluidas las de su trabajo. 

Es importante señalar que no todos los alcohólicos tienen estas características. Una persona puede no tener alguna o muchas de ellas, y ser alcohólico, porque lo que define al alcohólico es su perdida de libertad frente al alcohol. Ante el que siente una auténtica e irresistible apetencia frente a la que su voluntad fracasa. Pero esto es algo que el alcohólico suele negar: "No es irresistible -dicen- puedo dejar el alcohol cuando quiera…", y sigue cayendo, destruyendo su vida y la de los demás. 

Ojalá, considerar estas características de la personalidad del alcohólico permita que algunos se detengan a tiempo, y que otros, que están ya en la etapa de la recuperación, sean más conscientes de que no es suficiente con dejar de beber; hace falta también un desarrollo personal y un crecimiento espiritual.